sábado, 31 de octubre de 2009

MARC CHAGALL

Todos huimos de lo mismo: el miedo, la miseria, el ostracismo, la inseguridad, la incertidumbre, la ignorancia excesiva, la muerte, el hambre, la cara de un oficial nazi escrutando nuestra condición inferior de judíos errantes en contra de nuestra voluntad.




Lo maravilloso es que alguien, a pesar de todo, siga pintando cuadros bonitos, llenos de colores y recuerdos infantiles, como si fuera un garabato hecho en una servilleta. Lo increíble es que alguien consagrado al arte elija Reims para vivir con su mujer, su tesoro, su catedral.

Lo justo es que le encargaran el diseño de las vidrieras de la catedral.

Bienvenido, Marc Chagall, a mi universo de imágenes admiradas y recurrentes. Aquí te podrás encontrar con gente interesante.

viernes, 30 de octubre de 2009

PARIS ME MATA

Sí, Paris es bonito.

Paris es lujo.

Paris es joyas.

Paris es arte.

Paris es amor.

Paris es Sena.

Paris es violines.

Paris es hojas otoñales.

Paris es melting point.

Paris es Cartier.

Paris es graffitti.

Paris es sobre todo Louis Vuitton y Chanel.

Paris es un mal sueño que comienza en la Gare de l´est con la única alemana desorganizada que no sabe leer mapas, pero que ha conseguido alojamiento gratuito dentro de una casa donde viven una negra, un belga, una china vietnamita y una que, aunque lo niegue es más gitana que Lola Flores. Melting point. Genial, que hago yo con esta gente a la que ni siquiera entiendo. A ver si comprenden que hablar claro es no utilizar palabras del (esc)argot. EL belga y la negra también son ercargots, verdaderas babosas humanas que adoran ver la tele en la habiatción en la que duermo con la alemana, la no-gitana y la china vietnamita, la cual tiene una car de mala leche que no me deja conciliar el sueño.

Arc du triomphe. ¿Lo más destacado? las palabras de ánimo del general De Gaulle, las cuales también deben valorar sobremanera los franceses porque en cuanto murió le pusieron su nombre a todo, no se nos vaya a olvidar quién ganó la guerra. A mí plin, en ese sarao no estuvimos metidos los españoles. Hubiera sido más bonito que le pusieran el nombre estando vivo el coronel.

Campos elíseos. Hambre.

Torre Eiffel (¿he de remarcar que el trayecto fue a pie?) atajando (jajajajajaja) por el petit palais y el grand palais y un puesto de crêpes con una señora sudamericana que cantaba canciones de desamor a grito (en español).

Torre Eiffel. Pues sí. Impresionante. Sin toda esa gente, claro. Pero sí, impresionante. No puedo decir otra cosa. Te sientas a tomar un café y parece que va a avanzar y te va a comer.

Segundo día. Día en el que decides que quieres vivir en Montmartre, es decir, en un pueblo dentro de la ciudad. Paras a tomar un café en el bar de Amélie y comentas a tu alemana (parece que todos tenemos asignada una): c´est vraiment mignone!

En el Sacré coeur escuchas a una andaluza decir: lo más maravilloso es la mezcla de culturas. Te dan ganas de dewcirle: No, señora, lo más seguro es que seamos todos españoles (menos tu alemana, claro), pero que aún no los haya oído hablar.

Al anochecer te metes en el metro y vives el momento más reseñable del viaje (después de esa reflexión relámpago sobre el dinero que acabas de gastar): un moro, pero moro moro moraco te mete mano, y mientras tú gritas cosas inconexas en español y ríes ante lo surrealista de la situación, tu alemana grita: vous êtes très méchant!!!y un negro, pero negro negro negraco, con un sombrero de copa, una guitarra, un acordeón y lentejuelas en las perneras te abraza para que te tranquilices.El moro acabó fuera del vagón.

¿Tengo que decir que el viaje fue bueno?Sí, porque lo fue, porque deseas volver, porque te acuerdas de lo que tu madre te contaba cuando fue y piensas que es verdad, que quieres vivir ahí.

Pues eso, el viaje fue buno, pero no engaño: me metieron mano, tuve que dormir con cuatro personas, gaste más de 100 euros en tres días y al final todo el mundo habla español.

sábado, 17 de octubre de 2009

EL MORIR

Existen actos tan simples y cotidianos que cuando nos paramos a pensar dan auténtico miedo. De hecho, todo da miedo. El ser humano evita esos sentimientos para poder sobrevivir. Es lógico. Los pensamientos malos matan por dentro. Pero también iluminan nuestra conciencia. Y, finalemente, ¿qué preferimos? ¿Ser tontos felices o intelectuales amargados? Laura se dejó llevar por su amor a la estética y se imaginó como una Susan Sontag no lesbiana, o solo a ratos, y le gustó más la segunda opción. En su cerebro surgían, más rápidos que su manos, algunos de los pensamientos más horribles jamás ideados. Ahí va uno de ellos:

"¿Por qué he de dar clase a niños? ¿Por qué tengo que aprender cosas? ¿Por qué? si me voy a morir. Todos los conocimientos, todos los esfuerzos, tirados al ataúd. Y lo que es peor. Todos esos niños, que llegarán a ser adultos, puede que incluso con mis conocimientos en su mente, también se morirán. Esa niña tan guapa, tan inteligente, Laura, como yo, pero ellos la llaman "Lora", que tienes de alumna en el colegio, también se desintegrará sobre una cama de tercipelo y tejo. Sus ojos se hundirán marcando el lugar donde algún día estuvo el cerebro repleto de vocabulario en español, de ecuaciones, gramática y fechas históricas. Y entonces, ni siquiera importarán los mimos de su madre cada mañana, que le preparaba la ropa y el desayuno con cariño, confiando en la inteligencia de su niña..."

Eso pensaba Laura mientras se cortaba las uñas, ese apéndice estúpido que tenemos tras años de evolución sin escarbar en la tierra ni matar con nuestras propias manos.

"Prefiero matarme a mí misma a través de los pensamientos"

Y sonrió.

martes, 13 de octubre de 2009

GRUMO

Como parte de una sustancia que se coagula, me considero un grumo. Soy un obstáculo en las aceras, en la existencia de algunas personas, en el metro, en la mente de los demás. Soy un montón de partículas que se amontonan con una forma más o menos perfecta, con voluntad para moverse y poca claridad para pensar.

Me considero un montoncito dentro de otro montoncito. Mi sangre está llena de grumos. Mis pensamientos corren parejos a esas mierdas solidificadas, se componen de lo mismo y me asombra la velocidad a la que se mueven, mientras el exterior de mi cuerpo descansa acompasado a la respiración, que parece adelantar mi muerte. Hay grumos en el humo que expulsa mi boca, pero no en el que ya pertenece a la habitación.

Mi amiga Isa formó un grumo involuntario en su mano, al golpearse contra la puerta. Toda la fuerza concentrada en la destrucción de una falange. Y sin embargo el bulto muestra que está viva, que sus fluidos vitales pujan por salir, cambiando su itinerario normal.

Mi existencia es un grumo. Me ocupo de nada, respiro el aire que se merecen los demás. Obstaculizo. No valgo nada. Y sin embargo, al considerarme un grumo, me veo más real, mejor ser de lo que soy. Pertenezco a la vida. Y no está tan mal. Sólo un poco difícil. Y a veces aburrida.