viernes, 7 de octubre de 2011

YO

Bienvenidos a un mundo nuevo, no voy a decir misterioso sino previsible, donde las ganas se mezclan con la desidia y los sexos se entremezclan hasta generar el mismo deseo a las seis de la mañana de un sábado en el que lo único que quieres es ser feliz. Feliz y alternativo, lo cual es imposible y como tal se presenta como la quimera de cada botellón.

Lo que fue una vida pasada se presenta como objetivo del futuro. Volver a las juergas llenas de filología porque te hacen arrepentirte y te hacen fuente de una inspiración en un marco espacio-temporal que has creado para ser recreado.

Bienvenidos al amor seminal, al temblor de cada amanecer en sábanas nuevas en la experiencia pero asquerosas en el recuerdo y el tiempo. Bienvenidos al pasado que vuelve, que debe volver pero que no puedo hacer volver por el aburguesamiento cerebral que me impide volver para volver a empezar, volver a equivocarme y volver a pensar que tal vez debería volver a replantearme las cosas y volver a pensar que un buen amante constante es mejor que volver a vergas ocasionales y loteísticas porque igual te lo encuentras este sábado como puede que no o igual ignora tus dotes seduísticas invencibles y hace falta volver a intentarlo para que él vuelva a recordar el morbo de aquella vez y para volver a saber que en realidad tienes que sentar la cabeza y que lo único que te estremezca en la vida aburrida sea el chocolate blanco derretido que tal vez ha vuelto a quedar más claro, más licuoso de lo que la receta de perfecta casada que tienes aconseja.