sábado, 19 de septiembre de 2009

Delibes, Miguel, El camino, Destino, Barcelona, 1983, pp. 223-224

"-Adiós Uca-uca- dijo el Mochuelo. Y su voz tenía unos trémolos inusitados.

-Mochuelo, ¿te acordarás de mí?

Daniel apoyó los codos en el alféizar y se sujetó la cabeza con las manos. Le daba mucha vergüenza decir aquello, pero ésta era su última oportunidad.

-Uca-uca...-dijo, al fin-. No dejes a la Guindilla que te quite las pecas, ¿me oyes? !No quiero que te las quite!

Y se retiró de la ventana violentamente, porque sabía que iba a llorar y no quería que la Uca-uca le viese. Y cuando empezó vestirse le invadió una sensación muy vívida y clara de que tomaba un camino distinto al que el Señor le había marcado. Y lloró, al fin"

Gracias, don Miguel, por escribir esta novela.

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