jueves, 7 de mayo de 2009

DOLOR


Voy a probar a tocar la bombilla.

No, en serio, voy a tocarla.

Es puro interés científico.

De un tiempo a esta parte no noto el dolor.

De verdad, no lo noto.

Sobre todo en las manos.

No sé por qué.

Hace unos días descubrí que había sumergido el dedo en aceite hirviendo, y, lejos de dolerme, no lo aparté de la sartén hasta que noté burbujear la piel. En ese momento me asusté, como una respuesta casi racional a lo sucedido. Puse mi dedo debajo del agua fría y miré con rencor las empanadillas que estaba friendo. No sé si fueron imaginaciones mías, pero el aire empezó a oler diferente. Intento pensar en el dolor y no lo recuerdo, solo recuerdo que mientras cocinaba pensaba en mis problemas para llegar a final de mes.

El otro día me corté la yema de otro dedo transversalmente. Irónicamente diré que borré mi identidad mientras cortaba un tomate. Me pasó por no mirar, por posar mis ojos en el infinito del azulejo. Recuerdo aquel como un día muy cansado, muy ajetreado, en el que acabé cortándome el dedo a la hora de la cena.

La semana pasada me quemé otro dedo al plancharme el pelo. Estaba peinándome cuando de repente recordé algo que me turbó y solté la plancha. La recuperé en el aire, con la mala suerte que la agarré por el lado que plancha. Me quedé mirando el aparato anonadada, hasta que note el calor, y otra vez la piel burbujeando, reventando grados centígrados.

Ayer reparé en ellos, en que no he sentido dolor en ninguno de estos casos, solo un poco de susto al ver la sangre o las ampollas, la hinchazón tal vez es lo que más me asustó. Miré mis dedos. Están llenos de cortes. Tengo dos uñas rotas. Y haciendo una pequeña inspección corporal descubrí varias magulladuras y un diente roto.

Así que ahora voy a tocar la bombilla, la luz, a ver si realmente no siento dolor, y si no lo siento, quiero ver si soy capaz de resistir el instinto de supervivencia y así retirar la mano cuando yo desee.

Dicen que el dolor avisa del peligro, es una alarma del cuerpo para evitar la muerte.

Yo veo la muerte como la única salida, tal vez por eso no siento dolor.

Ya no siento dolor, así que, ¿qué puede pasar?

Allá voy.

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